Región de Atacama, Chile: Minería

Literatura: Minería en Atacama

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Apires y barreteros en Chañarcillo. Texto original de Gilliss (1851) - J.M. Gilliss, visitó durante la la U.S. naval "astronomical expedition" en 1851 las minas de Chañarcillo y describe la forma de extracción de la plata.
Texto original:

Apires y barreteros:

En promedio, los barreteros reciben $25 dólares y cobran $12 dólares por mes ⁽¹⁾, 20 onzas (570g) de pan fresco horneado, 24 higos, 16 onzas  (450g)  de frijoles hervidos y 6 onzas (170g) de trigo al día, una cantidad de comida suficiente para mantener a dos hombres, siendo así tácitamente reconocidas sus familias. El trigo se hierve con los frijoles, o se convierte en mote, hirviendo con lejía, para quitar las cáscaras.

Por lo general son hombres fuertes y atléticos, con hombros más anchos, pecho más profundo y extremidades más musculosas que los que se dedican a la agricultura. Sin embargo, aunque todos ellos parecen gozar de la mejor salud, rara vez se sabe que uno viva más de cincuenta años. Hay casos de mineros de setenta años, pero son extremadamente raros.   Los apires son jóvenes hombres cuyas facultades están escasamente desarrolladas, su ascenso a barreteros depende de la experiencia obtenida y de la fuerza adquirida por la práctica. Algunos de ellos traerán sobre sus hombros, desde profundidades de 120 yardas (113m), sacos de piel de minerales o piedras que pesan de 250 a 375 libras (68 Kg bis 170kg), y se sabe que uno de ellos traerá no menos de 425 libras (193 kg) por el pique accidentado a esa distancia .
Es doloroso presenciar a uno de estos compañeros semidesnudos salir de la mina bajo semejante carga. Con los rasgos deformados, los ojos saliendo, la transpiración goteando de cada músculo tenso, a medida que llega tambaleándose al aire fresco, una respiración aguda y profunda penetra hasta la médula y dice más por la fuerza que todo el esfuerzo corporal. Pero cuando te desvíes del hombre a los tesoros que arroja a la luz del día, habrá arrastrado las gotitas de su frente, se habrá bebido copiosamente de un barril de agua cercano, y podrás echar un vistazo a su cabeza mientras desciende en busca de otra carga, muy probablemente tarareando una estrofa de una canción de un ribaldo.  

Además de ser de corta vida, también se ha observado que tienen menos hijos que sus compatriotas dedicados a otras actividades -un hecho no atribuible a infidelidad o causas análogas, pero más probablemente atribuible a la influencia del aire impuro en sus sistemas y a la fatiga del cuerpo cuando salen de las minas al expirar sus períodos de trabajo. (2) 
Cuando se enferman, los que no valen nada o son indiferentes son dados de baja inmediatamente, el fiel obrero sólo es retenido en los salarios, y la comida hasta que pueda retomar su trabajo.
Médicos o cirujanos no hay ninguno, y el único conocimiento del arte curativo es lo que los administradores pueden adquirir por experiencia, y es poseído por los médicos que pueden ser encontrados acerca de cada lugar habitado.(3)

Si la veta que están trabajando muestra síntomas de decadencia, que su experiencia de la niñez pronto les permite percibir, muchos de ellos abandonan la mina al final del mes por una más productiva, de la cual pueden tener oportunidades de robar piedras más ricas.  
Estos últimos son los ingresos adicionales que entran en sus cálculos en una medida casi increíble, ya que se estima que la cantidad de cangalla (metal robado) es por lo menos de tres a cuatro por ciento. de todo el mineral que se desprendió. La mayoría de los cangalleros (compradores de metal robado) residen en Juan Godoi y Huasco; y tal ha sido hasta ahora la integridad observada por estas dos clases en sus tratos entre sí, así como la negativa insistencia de los mineros a aceptar empleos donde son sometidos a tal espionaje que impide el robo, que se ha encontrado indispensable para guiñar tanto al ladrón como al receptor. Los cangalleros, sobre varios de los cuales es fácil colocar el dedo, recogen riquezas rápidamente; el barretero o el apir sólo obtiene lo suficiente para ahogar sus conciencias durante una hora o dos como máximo. Por supuesto, sólo se roban las rocas más ricas de la veta. Éstos el barretero lo rompe, y el apir puede detenerse y luego asentar, antes de que la administrador las vea.  (4)

Los textos originales fueron digitalizados, transformados a ASCII redactados  por Dr. Wolfgang Griem.

Mapa de Gilliss 1851