Atacama virtual
www.geovirtual2.clMuseo Virtual, Chile
W. Griem, 2020
Charles Darwin
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Historia minería
De: Ochsenius / Claudio Gay: Minero del Norte de Chile. (véase: Dibujos de Chile)
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Se nota todavía bien claro los cementados estratos sociales de la época.
Una persona nace a la aristocracia - el sistema era rígido - solamente la
minería podría romper este esquema y por parte lo logró.
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La política era igualmente una sociedad cerrada - no abierta para "nuevos"
integrantes sí no tenían su procedencia de una familia reconocida. En Copiapó
se trataron exigir un cambio . . .
Ochsenius: Minero del Norte de Chile
Literatura: Minería en Atacama
The Voyage of the Beagle
Charles Darwin
Chapter 16 (1834)
El Capitán Head ha descrito la maravillosa carga que
los "Apiros", verdaderas bestias de carga, llevan desde las minas más
profundas. Confieso que pensé que el relato era exagerado: así que me
alegré de aprovechar la oportunidad de pesar una de las cargas, que
elegí por azar. Requirió un esfuerzo considerable de mi parte, al
pararme directamente sobre él, para levantarlo del suelo. Se consideró
que la carga estaba por debajo del peso cuando se encontró que pesaba
197 libras. El apir había llevado esto hasta ochenta yardas
perpendiculares - verticales, -- parte del camino por un pasaje
empinado, pero la mayor parte por postes dentados, colocados en una
línea en zigzag sobre el eje. De acuerdo con el reglamento general, no
se permite que el apir se detenga para respirar, excepto que la mina
tiene seiscientos pies de profundidad. La carga promedio es considerada
como algo más de 200 libras, y me han asegurado que una de 300 libras
(veintidós piedras y media) a modo de prueba ha sido sacada de la mina
más profunda! En ese momento, los álamos levantaban la carga habitual
doce veces al día, es decir, 2.400 libras desde ochenta metros de
profundidad, y se empleaban en los intervalos de rotura y extracción de
mineral.
Estos hombres, excepto por los accidentes, están sanos y parecen
alegres. Sus cuerpos no son muy musculosos. Rara vez comen carne una vez
a la semana, y nunca más, y luego sólo el charqui seco y duro. Aunque
sabiendo que el trabajo era voluntario, era sin embargo bastante
repugnante ver el estado en que llegaban a la boca de la mina; sus
cuerpos se inclinaban hacia adelante, inclinados con los brazos sobre
los escalones, sus piernas inclinadas, sus músculos temblando, la
transpiración que fluía de sus caras sobre sus pechos, sus fosas nasales
distendidas, las comisuras de sus bocas forzadas a retroceder, y la
expulsión de su aliento más laboriosa. Cada vez que respiran, emiten un
grito articulado de "ay-ay", que termina en un sonido que se eleva desde
lo profundo del pecho, pero que es chillón como la nota de un silbato.
Después de tambalearse hasta la pila de mineral, vaciaron el "carpacho";
en dos o tres segundos recobrando el aliento, se limpiaron el sudor de
sus cejas y, aparentemente, bastante frescos volvieron a descender de la
mina a un ritmo rápido. Esto me parece un ejemplo maravilloso de la
cantidad de trabajo que el hábito, pues no puede ser otra cosa,
permitirá a un hombre soportar.
Por la noche, hablando con el " mayor-domo " de estas minas sobre el
número de extranjeros ahora dispersos por todo el país, me dijo que,
aunque era bastante joven, recuerda cuando era niño en la escuela de
Coquimbo, cuando se le daba un día de descanso para ver al capitán de un
barco inglés, que fue traído a la ciudad para hablar con el gobernador.
Cree que nada habría inducido a ningún niño de la escuela, incluido él
mismo, a acercarse al inglés; tan profundamente les había impresionado
la idea de la herejía, la contaminación y el mal que se derivaría del
contacto con tal persona. Hasta el día de hoy relatan las atroces
acciones de los bucaneros; y especialmente de un hombre, que se llevó la
figura de la Virgen María, y regresó al año siguiente por la de San
José, diciendo que era una pena que la señora no tuviera marido. Escuché
también de una anciana que, en una cena en Coquimbo, comentó lo
maravillosamente extraño que era que viviera para cenar en la misma
habitación con un inglés; pues recordaba como niña, que dos veces, al
mero grito de "Los Ingleses", cada alma, cargando todos los objetos de
valor que podían, se había llevado a las montañas.
véase texto en inglés: http://www.literature.org/authors/darwin-charles/the-voyage-of-the-beagle/chapter-16.html
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Literatura:
● DARWIN, CH. (1876): Geological observations
on the volcanic islands and parts of South America visited during the voyage
of H.M.S. Beagle.
link:
Texto completo (Literature org.)
• Domeyko, I. (1909): Jeología. – Tomo Quinto, edición oficial;
Santiago de Chile (Imprenta Cervantes). (Colección W. Griem).
● HUNTER, D. (1866): A sketch of Chili. - Impr. Hellet
(New York).
● Rojas Carrasco, Guillermo (1929): El Liceo de Hombres
de Copiapó, su Historia. - 158 páginas, Imprenta Nascimiento - Santiago
de Chile.
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